lunes, 30 de mayo de 2011

Porque....

Llevaba días notando una extraña sensación, como si alguien me persiguiera, pero no lograba saber si eso era cierto.
Cuando miraba hacia atrás en cualquier calle, no había nadie, pero sin embargo cuando volvía a andar, oía pasos.
También cuando estaba en mi casa u otro lugar, notaba esa sensación que se tiene cuando piensas que alguien te está siguiendo.
Yo vivía en Belgrado, la capital de Serbia. Nací allí y me gusta mucho, pero he pensado abandonar Belgrado, ya no me siento seguro aquí.
Un día iba con mis amigas hacia una barcaza (una discoteca en un barco) para celebrar el cumpleaños de mi amiga Radmila.
Todos estaban dentro del barco, en la fiesta, pero había un hombre fuera, sentado en una silla, que miraba hacia en interior. Yo miré hacia él, nuestra miradas se cruzaron. Él enseguida volvió la cara.
-Oye Rada,¿quién es ese tipo tan raro de ahí?-dije señalando al exterior.
-¿Qué tipo?, no hay nadie. Ja ja ja, el alcohol te está afectando ¿eh? - me dijo mientras golpeaba mi cabeza.
- Parece que si.
Pero no era mi imaginación, ese hombre lo volví a ver otras 3 veces en la semana siguiente de la fiesta.
-Mamá, tengo 18 años y me voy a ir de Belgrado, te guste o no. Están pasando cosas muy raras.
-Haz lo que quieras, pero luego como vuelvas arrepentida, pues no te pienso dejar volver a vivir aquí - dijo abarcando la casa con el dedo.
Hice las maletas y a los 3 días estaba volando hacia Seúl, aterrizamos en el aeropuerto internacional de Gimpo.
Me alojé en un hotel cercano al centro de la cuidad, las primeras semanas las pasé visitando lugares turísticos como palacios, museos, etc etc.
Me acerqué al mercado Namdaemun, pero no compré nada.
Me sentía muy mal, estaba sola y no sabía hablar coreano, pero gracias al inglés que aprendí en la academia pude contratar un interlocutor.
Llevaba viviendo allí 6 meses, cuando noté aquella sensación de que alguien me seguía y me espiaba.
Lo vi, volví a ver a aquel tipo, el de la fiesta. Al verlo me quedé sin aliento ¿me había seguido hasta aquí?.
Estuve esperando 3 semanas para ver si lo volvía a ver, lo ví, 5 veces más en aquellas 3 semanas.
¿Qué intentaba?,¿amargarme la vida? o qué.
Decidí marcharme a otro lugar más lejano.
-Lo siento Kim Kibum, debo marcharme.
-Adiós, se te echará de menos - dijo mientras una lágrima carría por su mejillas.

Esta vez me mude a Toronto, Canadá, elegí aquel lugar porque allí tenía primos.
Al día siguiente ya estaba volando hacia allá.
Mis primos Niel y Yunho vinieron a buscarme.
A los 2 meses de vivir allí, mis primos me dijeron que tenían que ir a Serbia, su tita se había puesto enferma, muy grave e iban a verla. Me dejaron sola a cargo de la casa, el negocio y de Zor, su perro.
Todo iba bien, hasta que a los 6 días de estar sola lo volví a ver, en el centro comercial Eaton Center.
Yo estaba harta de huir de él, aquel día lo decidí:.
Me acerqué a él y le dije:
-Oye, tú qué, ¿te gusta amargarme la vida?
-No.
Una sonrisa se dibujó en su boca.
-¿Eres feliz haciendo esto o es por pura diversión?
-Ja ja ja - rió
-No vuelvas a reírte de mí mientras.....
No había acabado la frase cuando aquel hombre me agarró de la mano y me llevó arrastrando hacia su coche.
Me introdujo en el asiento del acompañante, se sentó en el del conductor y arrancó el coche.
-no intentes escapar ni hacer nada - dijo levantándose la camiseta para mostrarme la pistola que llevaba en el bolsillo,
Me llevó a un lugar alejado de Toronto y me encerró en un zulo.


Todavía me encuentro en el zulo,recordando como llegué hasta aquí, viviendo mis últimas horas de vida.
Se oyen pasos en el exterior, la puerta se abre y Alan, el tipo que me secuestró, entró.
-por favor llevó 4 semanas aquí metida, quiero volver aa ver la luz del día - dije llorando.
-No, yo....
-¿Tú?
-Te quiero.
-Y si me quieres, ¿por qué me haces esto?
-Porque eres mía y de nadie más.
Se da la vuelta y se va.
Me tumbo en la cama, aun con lágrimas en la cara, donde decido pasar los últimos minutos de mi vida.
Fin.

viernes, 27 de mayo de 2011

El Héroe.

Os voy a contar cómo se convirtió Nico en mi héroe.
Todo empezó cuando murió mi padre. mi madre ya no podía hacer frente al pago de la hipoteca. Tuvo que malvender nuestro hogar y el dinero obtenido sirvió para seguir pagando deudas. luego seis meses después de que papá muriese , nos trasladamos a un pequeño piso alquilado en un humilde barrio. Mamá consiguió trabajar como secretaria y yo proseguí mis estudios en un colegio público. Y así comenzó el año más horrible de mi vida. Me sentía como una princesa expulsada de su palacio. Dejé de frecuentar a mis antiguos amistades y no hice ningún nuevo amigo.
Un día fui a recoger las notas y tan contenta del resultado del sobre que llevaba en mi carpeta, decidí tomar el camino más corto. Hacía mucho calor. Las calles de aquel barrio se encontraban prácticamente desiertas. A lo lejos, 4 hombres situados junto a una blanca furgoneta extendían unas mesas plegables. Aceleré el paso. No me gustaba ese barrio y, además me daba mucho miedo. Llevaba recorrido la mitad del camino cuando vi que al otro lado de la calle, apoyados contra una valla, 2  jóvenes me contemplaban con expresión descarada, uno de ellos señaló en mi dirección e hizo un comentario por lo bajo y el otro se echo a reír. Proseguí mi camino, muy nerviosa y con la vista clavada en el suelo, pero no pude contenerme más y volví la cabeza. Al hacerlo, comprobé que los dos jóvenes, lejos de seguirme, continuaban charlando. Entonces, de repente un viejo se abalanzó sobre mi. Yo empecé a gritar y me caí al suelo en medio de un montón de basura. Y justo en ese momento apareció un muchacho de dieciocho años.
-¡Eh, tranquilo! - dijo- Estás asustando a la peque.
El viejo pareció calmarse. Su rostro se relajó y se quedó inmóvil. El muchacho se volvió hacia mi. Su pelo era corto y vestía una camisa blanca muy amplia, vaqueros y unas viejas deportivas.
-¿Estas bien? - me preguntó mientras hacia girar un palo que sostenía en la mano derecha.- ¿Te ha asustado mucho? Pues tranquila tía, el abuelo es muy inocente
-Antes no lo parecía -balbuceé, nerviosa, buscando con la mirada mi carpeta.
El muchacho se inclinó, cogió la carpeta y me la dio.
-Gracias....-tragué saliva y añadí- me tengo que ir...
Comencé a alejarme, pero el muchacho me contuvo
-¡Eh! Me llamo Nico. Recuérdalo
Yo, aún confusa, asentí un par de veces y luego eché a correr hacia mi casa.

Al día siguiente, decidí salir a dar una vuelta. Como siempre hacia cuando quería pasear, me dirigí a un parque próximo a mi casa. Aquel era el único lugar bonito del barrio. Y, de pronto, 2 jóvenes muy delgados y de ojos enrojecidos se acercaron a mi, uno empuñaba una navaja y el otro blandía un trozo de tubería.
-¡Dame la pasta o te rajo! - gritó el de la navaja.
-No tengo dinero - logre finalmente responder - os lo juro. Dejadme, por favor....
-¡El collar! ¡Vamos guarra, suelta el collar!
-No, por favor - supliqué- no me quitéis el collar...
-¡Dame el collar, desgraciá!
Y entonces, una voz suave y risueña sonó a sus espaldas.
- Eh, tíos, os estáis pasando con la peque
Sorprendidos, los 2 se volvieron a la vez y contemplaron al muchacho que, apoyado contra un árbol, hacia girar entre sus dedos un palo.
Era Nico.
-¡Largo de aquí, chaval! - gritó el de la tubería.
-¡Cómo no te vayas de aquí, te rajo! - añadió el de la navaja.
-¡Qué miedo! - dijo e tono burlón- ¿Sabéis lo que pienso? Que sois unos pringaos, Un par de mierdas, vamos.
-¡Te voy a matar, mamón! - gritó el de la tubería
Nico inesperadamente, empuñó el palo y lo dirigió hacia los pies de su atacante. el de la tubería tropezó con el palo, perdió el equilibro y se derrumbó pesadamente. Su cabeza golpeó contra un bordillo.
-¡Será desgraciao! - dijo el de la navaja.
Luego me apartó bruscamente y se enfrentó con Nico.
-¡Te voy a hacer rodajas como una mortadela, enano de mierda! - amenazó
-No juegues con eso, colega - advirtió Nico-, que te vas a pinchar.
El de la navaja se lanzó hacia delante, dirigiendo el filo de la navaja hacia el vientre de Nico.
El palo describió un breve arco en el aire, zumbando como un abejorro irritado y restalló contra la mano que sostenía la navaja.
-¡Ay!- gritó el atacante.
-¡Buu! - gritó de pronto Nico, al tiempo que daba un paso hacia los atracadores.
Sobresaltados, los 2 jóvenes echaron a corre como almas que lleva el diablo.
-¿Estas bien, peque?
-Si...pero preferiría irme de aquí.
-Vale - accedió- te acompañaré.
Al cabo de un rato Nico me preguntó:
-¿Por qué no les diste el collar?
-Mi padre murió y este collar fue su último regalo.. y - empecé a llorar.
-No llores peque.
- Yo no soy tu peque - le dije en voz alta - Me llamo Laura.
-Vale, vale, tranquila.
-Gracias por todo.....Si tu no me hubieras ayudado.....-antes de terminar la frase, este me abrazo y me susurró al oído:
-No te preocupes, yo siempre seré tu héroe
Fin.

lunes, 16 de mayo de 2011

Por el camino....

Os voy a contar como perdí a mis amigos.
Hace 5 años, mis amigos y yo habíamos planeado pasar una semana en mi cortijo.
Éramos 4:
Sergio, un chico alto, moreno y valiente. Susana, una chica rubia, guapa y amable. mi novio Jack, un chico moreno, simpático y extrovertido y yo.
Un día antes estuvimos preparando y comprando todas las cosas que nos hacian falta.
Al día siguiente cuando íbamos al cortijo, vimos a un hombre de unos 30 años violando a una chica de unos 17 o 18 años. Nosotros al ver aquello, nos escondimos detrás de unos árboles.
-Tenemos que hacer algo - dijo Sergio muy nervioso.
-Tienes razón, además nosotros somos 2 y él está solo.
Susana y yo estábamos tan sorprendidas y asustadas que no dijimos nada.
-Laura, Susana, vosotras quedaros aquí y nosotros vamos a ayudar a aquella muchacha.
-Pero...
-¡Shsss! No te preocupes, no nos va a pasar nada...
-¡Vamos Jack! no tenemos tiempo.
Los 2 se dirigieron corriendo hacia aquel hombre y este al verlos sacó una pistola que tenía escondida en la cintura.
-¡Cómo os acerquéis más, la mato - dijo el hombre apuntado a aquella chica débil y asustada.
Sergio ignoró la amenaza y dio un paso. el hombre sin pensárselo 2 veces le disparó a la muchacha.
-Creo que no me conocéis. Yo me llamo Jorge, un violador y asesino profesional.
-¿Eres jorge Martín, él que se escapó de la cárcel hace 2 semanas? - preguntó Jack boquiabierto.
-Sí, ese mismo.
Susana que no podía contenerse más empezó a gritar y nos descubrió.
-¡Laura! Llévatela e iros de aquí - gritaron Sergio y Jack al unisono.
-Pero, pero...
-Sin peros.
Asentí un par de veces con la cabeza y eché a correr con Susana agarrada a mi mano.
-Lo siento, aquí quien manda soy yo y vosotras no vais a ningún lado - dijo Jorge muy serio y nos apuntó con la pistola - Venid para acá, si no queréis que le pase nada a estos valientes.
-Ni se te ocurra tocarlas - gritó Sergio.
-Te lo juro, como les ocurra algo, te mato - añadió Jack.
Jorge empezó a acariciarme el pelo y a acercarse a mi.
-Me quedo con esta. Llevaros a la otra e iros de aquí si queréis salvaros la vida - dijo.
-¡Ni hablar! Yo no me muevo de aquí sin Laura - dijo Jack.
Sergio, aprovechó la oportunidad, corrió hacia Jorge que estaba distraído hablando con Jack y le pegó un puñetazo.  Pero parece que el puñetazo no fue tan fuerte o es que Jorge era más fuerte de lo que parecía, porque allí estaba él tan firme en su sitio y encima de todo le disparó a Sergio en la cabeza. Susana corrió hacia el cuerpo inmóvil y se echó a llorar. Luego me cogió de la mano y con 2 balas mató a Susana y a jack delante de mis ojos.
Después  empezó a acercarse a mí, cada vez más...
No os voy a contar lo que ocurrió, porque creo que os lo imagináis.
Luego el sinvergüenza quiso matarme, pero fue al revés, porque le hinqué una horquilla en el ojo, que encontré en el suelo, supongo que era de aquella muchacha que había sido violada y le disparé con 4 balas que lo dejaron inmóbil.
Fin

viernes, 13 de mayo de 2011

Unidas.

Nos dirigíamos hacia el centro comercial de la ciudad para aprovechar las rebajas.
Estábamos en una tienda de ropa, cuando un hombre entró y gritó:
-¡Todos al suelo, esto es un atraco!
A continuación todo el mundo, incluyéndonos a mi amiga y a mi, nos tiramos al suelo, bastante asustados.
-No te preocupes. Se llevará el dinero y se irá - le dije susurrando a Amber.
-Eso espero.
Ya tenía el dinero. Se dirigía a la puerta, cuando de repente se volvió, con la cara roja y gritó:
-Tú, la de la rebeca roja y la que tienes al lado, levantaos. Ha venido la policía y vosotros seréis mis rehenes. ¡Vamos!
Cuando acabó la frase, pensaba que iba a morir. Amber se echó a llorar.
La cogí y la levanté, y fuimos hacia el atracador.
Nos llevó a la trastienda, la cual tenía una puerta para salir por detrás en caso de incendio. Salimos por ella.
Alguien lo estaba esperando en la calle, montado en un coche. Su cómplice.
-¿Qué nos van a hacer? - pregunté asustada.
Me miro y solamente dijo:
-Métete en el coche.
Montamos en el coche y arrancó. Poco a poco nos quedamos dormidas.
Nos despertamos en una habitación pequeña que solo contaba con una cama, en la cual estábamos tendidas Amber y yo.
Había una ventana. Me asomé, no conseguí ver nada, pues era de noche y estaba todo muy oscuro y la habitación estaba muy alta. Un rascacielos.
Amber despertó. Cuando se dio cuenta de dónde estaba empezó a gritar muy asustada
-Shsss, calla. Que no nos escuchen.
Mierda, nos escucharon pues alguien estaba abriendo la puerta.
-Hazla callar o muere.
Cogí a Amber por los hombros y la zarandeé para que se callara pero lo que conseguí fue que gritara más.
-Ya basta, te lo advertí. Apártate ha de morir.
-No por favor, conseguiré que se calle.
Le di una bofetada en la cara, callo de espaldas y se calló, dejo de gritar.
Nuestro secuestrador dio la vuelta y se fue.
Ya entrada la noche vino otro hombre, que conducía el coche. Traía comida, para nosotras. Dejó el plato y una botella de agua en el suelo y se marchó.
-Amber, despierta - despertó, espere a continuar hasta que se despertó del todo - debemos escaparnos y tengo una idea. Me he asomado a la ventana y creo, casi puedo asegurar que podemos montarnos en la cornisa e ir a otra habitación y pedir ayuda. ¿Te atreves?.
-Lo intentaré.
La abracé y ella a mi.
-Bueno, el plan es este. Cuando vengan a por el plato, yo lo esperaré tras la puerta y cuando entre le golpearé con él. Tú cuando caiga al suelo, coge su pistola y rompes el cristal, pues tiene llave. ¿Entendido?
-Entendido.
-Espero que funcione Amber - le dije.
- Y yo Yuli - esbozó una sonrisa.
Así hicieron al día siguiente.
Todo iba bien. Estaban ya alcanzando la ventana de la habitación de al lado cuando escucharon un disparo.
Su secuestrador, un tal Arkan, según había escuchando llamarlo a su compañero.
-Amber, ¿conservas todavía la pistola que le hemos quitado al tipo ese?
-Sí, aquí está - me la entregó.
-Amber, té ve y golpea la ventana, yo intentaré despistarlos ¿vale?
-De acuerdo Yuli.
Cogí la pistola y presioné el gatillo hasta que no quedaron balas. Había fallado todas las balas, todas no, una le había alcanzado la pierna y debía dolerle mucho pues cayó de rodillas en la cornisa.
Aproveché su despiste y le tiré la pistola a la cabeza provocando que cayera al vaco, precipitándose hacia la calle.
-¡Yuli! Ya nos han abierto, vamos entra.
En la casa vivía una anciana que enseguida reconoció que heramos las chicas secuestradas.
los días siguientes pasaron yendo y viniendo de la comisaría a mi casa, para prestar declaración.
Desde ese día Amber y yo estamos más unidas que nunca.
Fin.

jueves, 5 de mayo de 2011

Kimara.

Kimara, una chica india, llena de vida e ilusión, vive con su padre en Nueva Delhi.
Un día Kimara se levantó muy temprano, estaba contenta y de buen humor, ya que había quedado con su novio Jack, un chico estadounidense que conoció hace dos meses en la playa. Se enamoró de él a primera vista y él de ella. Su padre no lo sabía o por lo menos eso creía.
Se vistió y salió a toda velocidad de su cuarto. Cuando ya estaba en la puerta su padre la llamó.
-¿Qué quieres papá?- preguntó Kimara.
-Necesito hablar contigo-le dijo.
-Ahora no tengo tiempo papá, he quedado con mis amigas para ir a la playa-mintió.
Le dio un beso y salió como un rayo.
Lo paso fenomenal con Jack en la playa, luego por la noche, este la acompañó hasta su casa.
-¡Adiós!-le dijo con amargura. Presentía que no iba a verlo más.
Jack sintió lo mismo. Se acercó a ella y Kimara solo tuvo tiempo de sentir que su corazón empezaba a latir desesperadamente, antes de que él la besara, con un beso lento e intenso. Cuando sus labios se separaron, Jack no se alejó mucho. Se quedaron un momento así, muy juntos, tan cerca que Kimara podía sentir el aliento de él sobre su pelo.
-Nunca me separaré de ti- le susurró.
-¿Me lo prometes?- le preguntó ella temblando.
-Te lo prometo-le dijo. Después la besó de nuevo y se despidió de ella.
Kimara entró en su casa y encontró a su padre esperandola en el salón.
-¡Hola!- saludó.
-¡Siéntate!- ordenó muy serio.
Ella obedeció sin reclamar.
-Prepara la maleta, mañana vamos a Londres-le dijo.
-Pero...
-¿te acuerdas de Shail?-le preguntó su padre.
Sí, se acordaba perfectamente de él. Era el hijo del amigo de su padre, estudiaron en el mismo colegio, luego él se fue a Londres para acabar sus estudios y ella no volvió a saber nada más de él.
-Sí-respondió.
-su padre y yo hemos decidido casaros-le dijo.
-¡Hemos decidido casaros!-repitió ella escupiendo cada palabra- ¡Es mi vida y yo soy la que decide!-le gritó.
-Está decidido y no tiene sentido que sigas discutiendo. Sabes muy bien como son las costumbre-le dijo, luego la miró a los ojos.
Ella sostuvo su mirada sin pestañear pero al final acabó agachando la cabeza.
-Sí- respondió.
Subió a su cuarto y preparó la maleta.
Intentó llamar a Jack, pero este tenía el móvil apagado. Lo intento varias veces hasta que se quedó dormida.
Al día siguiente, cogió el avión hacia Londres.
Al llegar la estaban esperando. Le comunicaron que la boda se celebraría esa misma tarde. ella se echó a llorar desesperadamente sabiendo que no podría evitarlo.
Por la tarde se maquilló y se preparó a regañadientes. Luego se dirigió a la iglesia. allí estaba esperándola Shail. Se dirigió hacia el altar y el cura empezó la ceremonia.
Todos estaban nerviosos. Llegaba la hora de tomar la decisión más importante...
-Kimara ¿quieres a Shail como esposo?- le pregunto el vura.
-¡No!- grito alguien desde la puerta.
Kimara se dio la vuelta y los ojos oscuros de ella se encontraron con los ojos verdes de Jack. No lo dudó dos veces, echó a correr hacia Jack, lo abrazó y juntos se fugaron hacia Ottawa.
En el hotel de Ottawa, en la habitación 101....
Kimara y Jack estaban abrazados en ese momento, ninguno de los dos habló. Estaban demasiados extasiados; aquel momento era demasiado mágico como para estropearlo con palabras.
Fin.