martes, 13 de marzo de 2012

Los ojos oscuros de ella.

-¡Mama, me voy! - gritó Cristina.
-¿A dónde vas? - preguntó su madre.
- A la casa de Carmen.
-Vale, adiós.
Cristina salió disparada pero antes de cerrar la puerta corrió hacia su madre y la abrazó con fuerza. Tenía el presentimiento de no volver a verla más.
-¿Qué te pasa Cristina?
-Nada - contestó. Se sentía ridícula de su comporta miento. Así que soltó a su madre y salió de su casa.
Iba andando por las tranquilas calles de su pueblo y cuando le quedaban un par de metros para llegar a la casa de Carmen, escuchó un grito, se acercó un poco a la esquina de la calle y vio a un hombre clavándole un cuchillo a una chica de unos trece años más o menos. Al ver aquello se quedó sin aliento y durante unos minutos no se movió de su sitio. Luego cuando empezó a recuperarse un poco quiso alejarse de allí lo más rápido posible pero, las piernas le fallaban y sin querer le dio una patada a una botella de cristal que rompió el silencio que la ocultaba. El hombre se dio media vuelta y la miró fijamente, clavando sus ojos claros en los ojos oscuros de ella. Cristina echó a correr como alma que lleva el diablo. Cuando llegó a la casa de Carmen empezó a golpear la puerta.
-¡Carmen, por favor, abre! - gritó.
Esta abrió la puerta y sin dudarlo dos veces Cristina la empujó hacia dentro y cerró la puerta de un golpe.
- ¿Qué te pasa Cristina? - Le preguntó Carmen sin entender nada.
-Espera, da me un momento para recuperar el aliento.
Luego le contó todo lo que le había pasado, Carmen cogió su bolso y la agarró de la mano.
-Vamos a la comisaría, les tienes que contar todo lo que has visto.
-¡Estás loca! - vociferó Cristina.
-Tranquilízate, vale. Sino quieres contar lo sucedido a la policía no te voy a obligar pero, eso sí, tendrás que olvidarte de todo - le dijo.
Cristina llamó por la noche a su madre y le dijo que iba a quedarse a dormir en la casa de Carmen.

Pasaron dos meses tranquilos y Cristina olvidó poco a poco lo sucedido, además estaba demasiado ocupada con la fiesta que iban a hacer Ángel, Pablo, Carmen, María y ella en su cortijo el día 22 de ese mes.
Por fin, llegó el día esperado y todos se reunieron en el cortijo. Estuvieron bailando, bebiendo, etc. Cristina estaba fuera en el jardín con su novio Ángel tan contenta como nunca pero, como casi siempre la felicidades no suele durar mucho.
Después de pasar una noche inolvidable se fueron a dormir Pasó una hora más o menos y Cristina se levantó sobresaltada. Extendió su mano a su derecha y no encontró a Ángel a su lado. Se asustó.
Se levanto en busca de él. Fue a la cocina a buscarlo pero, no lo encontró. Se dirigió hacia el fregadero a beber agua, cogió el vaso y abrió el grifo.
......
-¡Ah! - gritó.
El líquido que salia no era transparente sino rojo.
Escuchó un ruido y un escalofrío recorrió su cuerpo. Muy asustada entró a un cuarto y cerró la puerta con el cerrojo. Después encendió la luz, estaba en el cuarto de baño, se dio la vuelta y.... lágrimas. Cristina estaba llorando en silencio. En la bañera se encontraba el cuerpo de Ángel sin vida. Silenciosamente, con los ojos enrojecidos y un dolor de cabeza, salió del baño y se dirigió hacia el jardín. Quería despertarse de aquella pesadilla lo más pronto posible pero, como todos sabemos, no era ninguna pesadilla.
Salió al jardín y...... Esta vez no lloro, ni gritó, sino cayó de rodillas con los ojos abiertos como platos y la cara desencajada. Angustia, eso es lo que sentía Cristina al ver los cadáveres de sus amigos en la piscina. Sintió una mano en el hombro, se dio la media vuelta y los ojos claros de él se clavaron en los ojos oscuros de ella.

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