lunes, 20 de diciembre de 2010

Extraños en un tren.

-Papá,¿dónde vamos?
-Vamos hacia Madrid, para comprarte el regalo,  para tu cumpleaños-me respondió.
-¿Vamos a ir en tren?-le dije bastante emocionada.
-Pensaba ir en AVE  pero si quieres ir en tren, no te lo voy negar.
Nos dirigimos  hacia la estación, yo estaba bastante emocionada pues nunca había montado en tren y me hacía bastante ilusión.

Pagamos nuestro billete y nos subimos en el tren, en el tercer vagón para ser exactos.
Había mucha gente, pero hubo uno de ellos que me llamó la atención, era un chico de unos veinte años, con el pelo largo y negro y ojos verde; '' un verde precioso y bastante llamativo''; era bastante guapo o por lo menos lo era para mi gusto.
Pasó por nuestro lado, pero se volvió y saludó a mi padre, ¿de qué lo conocía mi padre?, le dió la mano y estuvo hablando con mi padre cinco minutos. Esperé a que se fuera lejos de nosotros para preguntarle a mi padre:
-¿Quién es? - le dije, un poco intrigada.
-No lo sé, me parece que se llamaba Patrick lockword.
-¿Y de qué lo conocías?,  si no es mucho pedir claro.
-De nada, ha venido a preguntarme la hora y ya pues nos hemos enrollado hablando de algunas cosas-me respondió.
-Ah-musité yo por respuesta.
Me eché en el respaldo del asiento y me quedé dormida.
Estaba todo negro, solo veía una luz en el fondo, ¿se había desviado el tren y estaba muerto y lo que estaba viendo es el túnel que dicen que se ve cuando estás apunto de morir?. No, no puedo haber muerto. De pronto vi venir a alguien, de aquella luz, se acercaba, cada vez más, y más....
Era aquel hombre, el hombre que se había parado a preguntarle la hora a su padre.
-¡Luisa!, vamos despierta, ya hemos llegado- dijo alguien, que al poco tiempo supe que era mi padre.
Abrí  poco a poco los ojos (como temiendo que ocurriera o que hubiera ocurrido). UF. Había sido todo un sueño, pero menudo sueño. ¿Por qué habría soñado yo con aquel tipo y esa luz?
Bueno, me intenté olvidar de todo y por suerte lo conseguí.
El tren ya había parado a Madrid, nos bajamos y nos dirigimos hacía el centro de la capital.
-Papá.
-¿Qué?
-¿Podemos entrar en la tienda de animales?, es que me apetecería tener una mascota.
-Vale, ya tienes catorce años y creo que ya te ocuparás de ella como es debido, pero como le pase a esta mascota lo mismo que a la otra.....-digo reprimiéndome.
-¡Vale!- le dije yo muy contenta, a la vez que lo abrazaba y le besaba en la mejilla.
Entraos en la tienda de animales y lo primero que vi fue una ardilla china, ¡era tan bonita......!
-Papá, ya se lo que quiero.
-¿Ya?,pero si acabamos de entrar y .....
-Quiero una ardilla- le dije yo cortándole a mitad de la frase.
Se lo dijimos a la encargada; que era una muchacha de unos diecisiete años bastante guapa para estar trabajando allí, según un letrero que tenía en el uniforme se llamaba Paula; nos saco la ardilla ynada mas que por ser un regalo por mi cumpleaños nos regalos la jaula y comida para un semana.¡ Que maja es! pensé yo.
Volvimos en AVE hacía mi casa.
Se la enseñé a mi madre y me la llevé a mi cuarto, la puse en el escritorio.Al rato me quede profundamente dormida.
Me despertó mi madre, estaba muy, digo bastante nerviosa y alterada, por lo que pensé que sería por que hoy era mi cumpleaños.
-¿Qué te pasa mamá?- le pregunté aun dormida.
-Es tu padre, Luisa. ha amanecido esta mañana muy enfermo y lo han ingresado-dijo entre sollozos.
Al decir aquello me desperté de golpe, todo el sueño que tenía había desaparecido  de golpe.
-¿Qué?, eso no puede ser.¡Quiero verlo, ya!.
Llegamos al hospital y allí estaba mi padre tumbado en la  camilla y ...¡estaba en coma!.
Eso fue mortal para mi, ver a mi padre así... Caí al suelo, desplomada, mareada, como el que espera una gran regalo y luego le dicen que no hay regalo.
Me quedé toda la noche  con él,, rezándole a Dios para que lo salvara.
Así pasaron los días, sin cambios, tres días en el hospital y sin mejorar,  cada vez me sentía peor.
En aquel momento mi madre me preguntó:
-¿Quién es?
-Pues no lo sé, pero su cara me suena..mmm... espera que piense mamá...¡Ya sé quien es!, es el hombre que saludó a papá en el tren, creo que su nombre era Patrick Lockword o algo así.
Mi madre se fue a tomarse un café, para ver si se espabilaba algo,me quedé a solas con aquel tipo.
-Yo puedo curar a tu padre- dijo de manera inesperada y repentinamente.
-Sí, puedo - respondió un poco serio, tanto que llegue hasta a asustarme.
-Hazlo,por favor.
-Con una condición. Quiero algo a cambio.-sentenció, aun más serio todavía.
-¿Qué quiere?¿Dinero?, si es eso no pasa nada le daré cuanto pida.
-No, no es dinero, a mi el dinero no me hace falta. Quiero algo que solo tu tienes, en tu interior.
-Pues cójalo , pero salve a mi padre de una vez.- le respondí bastante cabreada, no me gustaba  que me marearan de esa manera.
-Vale, lo haré, luego no quiero que te arrepientas pues no hay vuelta atrás.
Noté como si algo en mi interior quisiera salir hacía fuera, y en ese momento volví a ver aquella luz en mitad de la oscuridad. No, esta vez no se acercaría ami. Abrí los ojos y me vi, vi mi cuerpo ahí, tirado en el suelo, inerte.
-¿Pero qué ha pasado?-me dije en voz alta
- Para salvar a tu padre necesitaba un alma, tu me vendiste  tu alma para poder salvar a tu padre, ahora estás muerta y me perteneces- dijo como respuesta..
-¡No!¡No me lo creo!
-Ven, te lo enseñaré- me agarró de la mano.
Nos dirijimos hacía la habitación de mi padre, y ahí estaba, despierto, fuera del como, pero junto a mi madre llorando por mi muerte.
Ahora lo que a mi me toca es vagar por el mundo como alma en`pena que soy pero, por lo menos sé que mi muerte ha salvado a alguien muy  especial para mi, y se que lo volvería a hacer si fuera necesario y pudiera.
-Tu padre e puso enfermo en cuanto me tocó la mano, fue un buen plan para poder conseguir tu alma- me dijo con una sonrisa en los labios.
-Si yo no hubiera dicho nada de montar en aquel tren, si no hubiéramos montado....-dije yo casi llorando.
-Si, pero montasteis- sentenció él.

Firmado por: Andrea

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